My guru, Rosario Gómez of Santiago, Chile, collected this story “Riqueza” and kindly shared it with me. I have since translated it into English and adapted it to different situations. “Riqueza” was published in Rosario's Cuentos con alma, (Tales with Soul, details included below).
Once upon a time, the father of a well-off family took his son on a trip to the countryside to show the boy how the rural people lived in poverty. He hoped the boy would appreciate the family's station in life if he saw how “the other half” lived. They spent a day and a night at the farm of a peasant family whose circumstances were quite humble.
As they were returning home, the father asked his son: “What did you think about the trip?”
“Very nice, Dad!” was his son's bright reply.
“Did you see how poor people can be?”
“I certainly did!”
“So, tell me, what did you learn?” the father entreated the youngster.
“Well, I saw that we have one dog at home, they have four. We have a pool that takes up half the back garden, they have a babbling brook that has no end. We have an imported lamps in the yard, they have the stars. Our patio reaches to the wall of the house, theirs stretches across a whole horizon. They have time to talk and live as a family, you and Mom have to work all the time. I hardly see you.”
At the end of the story, the father was speechless ... and his son added: “Thanks, Dad, for teaching me just how rich we could become!”
(Rosario does not identify the author of this tale). Here is the original story in Spanish:
Una vez, un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que su hijo conociera cuán pobre eran las gentes del campo. Vivieron un día y una noche en una granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje y de regreso a casa, el padre le pregunta a su hijo: ¿Qué te pareció el viaje?
¡Muy bonito, papá!
¿Viste lo pobre que puede ser la gente?
¡Sí!
¿Y qué aprendiste?
Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina que llega de largo a la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos una lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta la muralla de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Ellos tienen tiempo para platicar y convivir en familia, tú y mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo.
Al terminar el relato, el padre se quedó mudo … y su hijo agregó:
¡Gracias, papá, enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!
Relato sacado de la colección, Cuentos con alma, compilado por Rosario Gómez Alfonso, Gaia Ediciones. Madrid, 2006, página 40.
Once upon a time, the father of a well-off family took his son on a trip to the countryside to show the boy how the rural people lived in poverty. He hoped the boy would appreciate the family's station in life if he saw how “the other half” lived. They spent a day and a night at the farm of a peasant family whose circumstances were quite humble.
As they were returning home, the father asked his son: “What did you think about the trip?”
“Very nice, Dad!” was his son's bright reply.
“Did you see how poor people can be?”
“I certainly did!”
“So, tell me, what did you learn?” the father entreated the youngster.
“Well, I saw that we have one dog at home, they have four. We have a pool that takes up half the back garden, they have a babbling brook that has no end. We have an imported lamps in the yard, they have the stars. Our patio reaches to the wall of the house, theirs stretches across a whole horizon. They have time to talk and live as a family, you and Mom have to work all the time. I hardly see you.”
At the end of the story, the father was speechless ... and his son added: “Thanks, Dad, for teaching me just how rich we could become!”
(Rosario does not identify the author of this tale). Here is the original story in Spanish:
Una vez, un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que su hijo conociera cuán pobre eran las gentes del campo. Vivieron un día y una noche en una granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje y de regreso a casa, el padre le pregunta a su hijo: ¿Qué te pareció el viaje?
¡Muy bonito, papá!
¿Viste lo pobre que puede ser la gente?
¡Sí!
¿Y qué aprendiste?
Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina que llega de largo a la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos una lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta la muralla de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Ellos tienen tiempo para platicar y convivir en familia, tú y mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo.
Al terminar el relato, el padre se quedó mudo … y su hijo agregó:
¡Gracias, papá, enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!
Relato sacado de la colección, Cuentos con alma, compilado por Rosario Gómez Alfonso, Gaia Ediciones. Madrid, 2006, página 40.
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